REPORTAJE HECHO PARA DISEÑO SOCIAL 2.0. FILIPINAS
En julio de 2008 fui invitado a unas sesiones técnicas promovidas por la AECI en Filipinas. Básicamente el proceso de gestión venía a ser así. El Gobierno español, tras reuniones con el Gobierno Filipino, y como Ayuda al Desarrollo, decide fomentar y potenciar el uso y la creación de Cooperativas en las zonas de Naga y Butuán. La
Universidad de Castilla la Mancha se queda con el projecto. La Universidad de Castilla la Mancha decide que no le interesa el projecto pero a su vez añade:
"si me quedo con el 10% de la dotación puedo subcontratar a alguien que le interese". El interesado al que le llega el projecto es el
CERAI.
Las condiciones para ser elegido y poder participar como técnico eran varias. Pero aquí sólo voy a mencionar una: los cursos de formación técnica han de ser impartidos en inglés, todo los materiales, videos, diapositvas y documentación ha de estar en inglés.
Pues bien, de los cinco elegidos, un abogado, dos ingenieros, un consultor de information society y una licenciada en Sociología de Género, sólo 2 hablaban y escribían fluidamente inglés. Se tuvo que pagar honorarios de traducción para llevar el material en inglés y hubo que hacer traducción simultanea.
Sigo. Los fondos para el projecto sumaban 3 millones de euros en varias fases. La nuestra era parte de la fase 2, si no recuerdo mal. Los fondos los habían transferido el gobierno español al gobierno filipino y era el gobierno filipino el encargado de pagar las minutas de los técnicos españoles una vez acabados los 20 días de asistencia técnica. Es decir, el dinero iba de España a Filipinas, a la AECi, de la AECI al gobierno filipino y del gobierno filipino volvían las minutas a España vía la Universidad de Castilla la Mancha. Con los 3 millones de euros se compraron tractores, coches, desplazamientos, naves, etec, etc, etc...
In situ, descubrimos que unos de los capos comarcales, elegidos por el Ministro de Agricultura, para la zona de Butuán o Naga, no recuerdo, se había apropiado de una 4x4 que el Gobierno Español había comprado para el Fomento de las Cooperativas, para su uso personal. Era suya, sólo suya, su tesoro. La AECI de Manila lo sabía y bueno, hacía la vista gorda.
In situ también descubrimos que el Gobierno Filipino estaba en contra de las cooperativas porque entre otras razones le podían hacer la competencia a San Miguel Corporación, empresa monopolística y monopolizada por el gobierno que de vez en cuando ponía la mano por debajo de la mesita para recibir pecunia pecuniae.
Esta Corporación es de tal calibre que ella solita compra toda la producción de casaba de Filipinas, es más, la compra para su consumo y también para exportar a precios, obviamente, interesantes para el beneficio corporativo de San Miguel. Así que ya se podrán hacer una idea de cuál era el interesés en fomentar la cooperativas y la posibilidad de enseñar a los productores a exportar. El Gobierno Filipino y San Miguel Corporación caerían encima de todo aquel que se le ocurriera fomentar alguna idea individual o colectiva. Es más, el Gobierno Filipino era quien controlaba los 3 millones de euros de Ayuda a la Cooperación.
Por último. La parte final del projecto incluía un viajecito a España para visitar las cooperativas más exitosas del país y poder así aprender, on the field, sobre su funcionamiento. Imagínense la de atropellos y empujones que había y hubieron para poder entrar en ese pelotón que iba a venir a España a gastos pagados a hacer cooperativo-turismo.
Nosotros dimos una lista de quienes creíamos eran los grupos más avanzados en cooperativismo y desarrollo empresarial. Antés de irnos el Gobierno Filipino había convencido al Gobierno Español, AECI incluida, de que en lugar de 12 fueran 20 los invitados. Yo, por mi parte, nunca supe ni quién vino ni cuántos, pero ya les puedo asegurar que de los que vinieron más de la mitad no tenían que ver nada con las cooperativas.
En fin, ante tanta gloria humanitaria, añadida a que nuestro director estaba un poco enojado porque no encontraba whisky en las zonas rurales que visitábamos, se me ocurrió hacerles un regalo a la verdadera gente de Filipinas. Estas gentes tan sonrientes y agradecidas y tan vilipendiadas por su Gobierno, sus Empresas y por la Religión Católica que permea a toda la sociedad, me permitieron fotografiarlas sin reparo alguno, entregadas a lo verdaderamente sencillo de esta vida que es COMPARTIR. De eso, los Gobiernos, las Intituciones, las Empresa y la Iglesia Católica, no tiene ni idea.
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